Título: La guerra de los mundos
Autor: H. G. Wells
Publicación original: 1898
Editorial: DEBOLSILLO
La guerra de los mundos, publicada en 1898, narra por primera vez en la historia de la literatura un tema que será recurrente desde entonces y originará todo un subgénero dentro de la ciencia ficción: la invasión hostil de la Tierra por extraterrestres procedentes de Marte, recibidos por una humanidad ingenua que tendrá que organizarse para impedir una destrucción masiva del planeta. A través de esta novela en la que las descripciones científicas, las premoniciones sobre el futuro de la tecnología y los entresijos de la política ocupan un lugar central, H. G. Wells nos habla sobre la vanidad y la seguridad ficticia de una humanidad autosatisfecha, y los peligros que acechan su supervivencia.
¿Se imaginan a una sociedad de finales del siglo XIX escandalizada por una inesperada y aterradora invasión alienígena? Además de suceder en la trama del libro, y quizás algunos lectores no lo sepan, esto ocurrió en la vida real. Retrocediendo a aquella época, la gente parecía estar sumamente dotada de imaginación e ingenuidad. Y no me malinterpreten, claramente no contaban con la presencia del cine ni de la televisión. Apenas llegaban a nutrir su lado cultural con el teatro, la radio y algunos libros.
Hacia 1938 La guerra de los mundos aún no se había convertido en el fenómeno que es hoy en día. A pesar de ello, ese año nacía una de las primeras adaptaciones del clásico de Wells. Uno de los cineastas más grandes de la historia del cine, Orson Welles, decidió realizar un par de cambios y adaptar la historia en formato de guión radiofónico, el cual fue narrado a modo de noticiero, provocando que la población de New York y New Jersey entraran en pánico ante el inminente ataque al planeta Tierra. ¡Increíble pero cierto!
La paranoia colectiva anteriormente citada, tiene que ver en gran parte porque Wells es considerado uno de los padres de la ciencia ficción que se desprende de la literatura europea. Es así como también, se considera a La guerra de los mundos como la primera novela que describe una invasión alienígena en el planeta Tierra. La obra de Wells, definitivamente, es responsable de una gran carga social y cultural, aspecto que, desde mi punto de vista, es lo que la convierte en el clásico de renombre que todos conocemos.
La guerra de los mundos retrata de manera estremecedora, y al mismo tiempo paciente y detallista, una invasión marciana en la ciudad de Londres, hacia finales del siglo XIX. Ogilvy es el personaje portador de la voz narradora de la obra, en la cual somos testigos de estallidos que se producen en las afueras de Londres. Descubriremos que estos estallidos provenían desde el planeta Marte y que en realidad se trataba de aterrizajes de cápsulas extraterrestres, las cuales transportaron, en un viaje intergaláctico, a seres tan espantosos como impresionantes, completamente diferentes del hombre. Una vez en tierra firme, los marcianos desplegaron toda su avanzada tecnología, por descartado superior a la humana, y montaron unas extravagantes máquinas de gran inmensidad , de aspecto metálico y con apariencia similar a un trípode de excepcional altura.
Lo que la población interpretará desde un primer momento, es que el único objetivo de su viaje a nuestro planeta, ha sido la exterminación de la raza humana. Persona que se cruza en el camino de estas colosales máquinas, es persona fulminada con rayos calóricos que utilizan sin piedad.
Tras su avance hacia el centro de Londres, el resto de la población será liquidada mediante el uso de gases venenosos e impresionantes masas de fuego que consumen todo a su paso. ¿Lograrán los marcianos terminar con la raza humana y tomar el control de la Tierra? Definitivamente es una gran incógnita, pero no es lo más importante sobre la obra.
En la actualidad, tanto los avances tecnológicos como la noción de vida en otros planetas, no deja de sorprendernos, pero claramente esto sucede en otro nivel. Si hoy abrimos La guerra de los mundos es probable que nuestras expectativas sufran un fuerte choque con una realidad que no esperábamos. La creatividad de Wells expone un relato de ciencia ficción demasiado rústico para el lector moderno, aunque no lo fue así para el público de antaño. Esto hace que, desde mi experiencia, la narración se vuelva extremadamente lenta y pesada por partes. Vale aclarar que no hago referencia a la prosa de Wells, la cual es muy clara y transparente, sino al desarrollo de la historia, el cual parece avanzar con la lentitud necesaria para acabar con la paciencia del lector. Además de esto, su estilo, y tal como lo amerita el género, es sumamente descriptiva. Pero más que la descripción de la naturaleza de la especie invasora, lo que lleva a la intolerancia es la excesiva descripción geográfica, lo que termina por marear al lector, realizando un recorrido turístico por todo Londres y sus alrededores, llevando a los personajes a un paseo obligado de pueblo en pueblo, sin saltearse ni una calle, en un itinerario que parece no tener fin.
La crítica social que se desprende del libro tiene tanto protagonismo como aquellas máquinas espeluznantes. Se pone en evidencia un aspecto propio del ser humano: el espíritu materialista y lucrativo que hace acto de presencia aún en situaciones catastróficas como la que se estaba viviendo ante aquel ataque extraterrestre.
Otro elemento bastante acentuado por Wells es su punto de vista sobre la sociedad y la religión. Cómo el hombre decide librarse de toda implicación relacionada a factores tanto internos como externos que lo acechan y caer abatidos ante una creencia que promete la salvación mediante la intervención de un ser superior, en lugar de recurrir al coraje y a la valentía, contrastando el aspecto heroico que describe a nuestro protagonista.
La guerra de los mundos es, sin lugar a dudas, un clásico de la ciencia ficción que nos transporta hacia una sociedad que tiene mucho para ofrecernos, tanto desde un aspecto histórico como moral. Un libro no sólo para leer y sorprenderse una vez más con la humanidad, sino que es un llamado a la reflexión al que todos deberíamos responder.
"(...) cuando las cosas se ponen de tal manera que muchas personas opinan que deberían hacer algo, los débiles de carácter y los que se debilitan con mucho pensar siempre inventan una especie de religión de brazos cruzados, muy pía y superior, y se someten a la persecución y a la voluntad del Señor."
MI CALIFICACIÓN
El dichoso Ogilvy y su mega tour por cada planta, riacho y piedra que había en Londres y alrededores a fines del 1800! Las ediciones tendrían que venir con un mapa cual libro de fantasy así uno no se pierde tanto :P
ResponderEliminarComo siempre Mary una reseña muy completa con fotos preciosas ^^
Abrazo!
P.D.: ahora quiero tostadas con banana. Voy a ver con qué me conformo de lo que hay en casa.
Holi, bella mía <3
ResponderEliminarLo primero que quiero decir es QUIERO ESA COSA CON BANANAS EN LA FOTO.
Dicho eso, no leí el libro pero siempre le tuve ganas y tu reseña me dan ganas de leerlo.
Besitos
Hola!!!
ResponderEliminarMe gustó mucho tu reseña, por lo que entiendo te gustó pero no era lo que esperabas pero lo dices tan sutilmente que si el autor lo leyera no se ofendería en absoluto, realmente sutileza es lo que me falta a mi.
Muy buena reseña.
Saludos!!!
Hola! esta reseña me ha gustado mucho! No conocia tu blog asique voy a cotillearle! Un saludo desde paginasysonrisas.blogspot.com Yo ya te sigo.
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